martes, 20 de noviembre de 2012

Mi opinion sobre este movidito 2012.

Nestor Kirchner llego a la presidencia con solo el 22%. Supo acumular poder aliado al oscuro aparato del Peronismo bonaerense (Duhalde), a Moyano, al Grupo Clarín, a un ala del radicalismo, y a los organismos de Derechos Humanos. 2005, Cristina vs Chiche. Divorcio en el conurbano: Chau Duhalde. En 2007, CFK es presidenta con el 45%. 2008 y crisis del Campo con nuevos divorcios: el radicalismo K (Cobos y su voto no positivo) y el grupo Clarín, con el cual todavía se dirime judicialmente la repartición de bienes. Llega 2011 y el 54%. "Se le debe algo a alguien????" Chau Moyano. Nuevo divorcio, para buscar nuevas parejas unidas y organizadas. Los hijos mientras tanto sufren las peleas, los gritos, las amenazas, los juicios son largos y angustiantes. Los padres quieren que se pongan de su lado. "Tu mama es una bruja, una loca, una yegua". "Tu papa es un ladrón, un violento, un sinvergüenza". A lo mejor, lo mas sano para la familia es que se separe lo que nunca debió estar junto...Eso si, que nadie diga ahora que no sabia con quien se estaba casando.

viernes, 17 de agosto de 2012

Colombia (o Brasil en Castellano)

            Mis amigos colombianos me van a odiar cuando lean que una de las primeras impresiones que tuve de su país fue: "Es como Brasil, pero en castellano". Para ser más específico, esto me vino a la mente cuando llegué a Medellín. La exuberante vegetación que trepa por los cerros que la rodean, el clima tropical, la alegría de la gente, los colores de las ropas, y sobre todo las mujeres curvilíneas caminando con tacos altos, me remitieron inmediatamente a ciertas imágenes mentales que guardo de Belo Horizonte o Río de Janeiro. En cambio Bogotá, como buena metáfora de la rivalidad entre "paisas" y "rolos", es completamente diferente: más fría, nublada, seria, ocupada, histórica. Me impresionaron las zonas G y T, con lujosos locales comerciales que hacen ver a Palermo Soho como un mercado de barrio. El hermoso laberinto de La Candelaria lleno de centenarias casas bajas y pintorescos restaurantes me hizo lamentar tener que irme tan rápido.

             Me fui triste de Bogotá en ese autobús nocturno con dirección al oeste, que atraviesa los gigantescos Andes y las que se sintieron como mil curvas. Medellín me tomó por sorpresa, como una avalancha de colores, árboles, calor, gente circulando. Y por las noches otra avalancha de jóvenes yendo de bar en bar en el Poblado o la 33. Más al norte sobre la costa, Cartagena de Indias fue como un viaje en el tiempo por el poderoso Reino Español de Ultramar, donde se ven fuertes, murallas, castillos y mansiones de estilo andaluz dignas de virreyes, condes y duques. Todo perfectamente restaurado y pintado con alegres colores pasteles, armonizando con las variedades de verdes, celestes y turquesas de sus aguas caribeñas.

              Lo que dicen de Colombia es casi todo verdad. Es todavía un lugar donde la gente se pone contenta de que lleguen viajeros, las sonrisas cálidas son genuinas cuando se enteran que decidiste pasear por su diversa nación. Sí, pude experimentar la legendaria amabilidad y buena onda de los colombianos. Tengo que agradecer a tantos conocidos que allá me hicieron sentir como amigo de toda la vida y me ayudaron a conocer más su historia y cultura. Es verdad que la guerrilla ya no es un problema tan grande como antes. Además, es cierto que muchos extranjeros se quieren quedar a vivir, como dice la publicidad que pasan en CNN. En realidad, la única mentira sobre Colombia es que sea una copia de Brasil, en castellano.