martes, 30 de diciembre de 2008

Primeras impresiones



lo que me sorprendio:
1) llegar a manhattan desde brooklyn cruzando el east river, viendo los rascacielos iluminados antes que amanezca
2) no hay tanto trafico como pensaba, manejan bastante tranquilos y el peaton tiene prioridad, tal vez sea que es vacaciones de invierno
3) mi barrio es muy parecido a palermo viejo, con mucha gente joven, bares y negocios de ropa usada.
4) el 90% de los que atienden los negocios y restaurants son latinos
5) esta lleno de carritos que venden comida en la vereda: pretzels, salchichas, comida arabe
6) la shib kebab, un sandwich arabe, RIQUISIMO
7) mucha gente se viste igual que la gente en Baires (pashminas palestinas, all-star o nikes, pantalones chupin).
8) casi todos hasta ahora fueron muy amables
9) debe haber mas italianos en nueva york en estos dias que en roma, se ven turistas italianos por todos lados.
10) los edificios antiguos son increibles! Mi barrio consiste basicamente en esas casas de varios pisos con entradas con escalones, y otras escaleras que van al sotano.
11) hay un starbuck cada 3 cuadras. no se ven esos cafes tipo los de friends, solo starbucks
12) me cuesta adaptarme al viento artico
13) una o dos personas me paran por dia para pedirme plata, incluso adentro de restaurants
14) tengo la sensacion de ya haber estado aca, encuentro todo muy familiar. deben ser las peliculas y las sitcoms. (y google earth)
15) Hasta ahora no vi ninguna zona que me parezca peligrosa. Salvo harlem, pero no tengo pensado pasar por ahi.
16) hay kioskos igual a los de alla
17) hay ropa buena y barata
18) el hostel es muy bueno
19) estoy re feliz de estar aca (bueno, eso no me sorprende)

lunes, 29 de diciembre de 2008

DEJAVU DE UN VUELO CANCELADO



Despues de una despedida con amigos, desconocidos (no comments) y familia, llegue al aeropuerto a las 19.00, tres horas antes de lo que se suponia. Sin embargo, grata sorpresa, el vuelo se habia adelantado dos horas y salia a las 20.15. Ok, igual estaba con tiempo para embarcar. En el mostrador me dicen , dejavu de la grata sorpresa, " el vuelo esta cancelado, vaya a averiguar en la oficina de ticketing a ver que le dicen". La tension iba en aumento, pero creo que no habia mas lugar para un mayor nerviosismo. Me cambian de vuelo a uno de American. Subo al AA956. No despega. Pasa una hora. El piloto nos dice que hay una "computer anomaly". Llegan los de mantenimiento. Pasa otra hora. El piloto ahora nos avisa que estan esperando la respuesta de la central de American Airlines en Dallas. Pasa otra hora. El motor no esta funcionando bien y nos bajan del avion. Son casi las dos de la maniana y no hay forma de remarla. No importa, "hoy comenzaron oficialmente mis vacaciones", me quiero convencer.

En el camino de vuelta a Baires charlo con un New Yorker que me recomienda docenas de lugares para comer y para ver bandas a la noche. Termino en el Hotel Emperador de Av. Libertador, durmiendo en una perfecta cama queen size, y me obligo a comer hasta lo ultimo que habia en el bufet durante el almuerzo como una indemnizacion. Finalmente, a las 20.15 del domingo y luego de dos, si DOS, vuelos cancelados parto rumbo a esta ciudad que me acobija momentaneamente. Y que, obviamente, genera una sensacion unica: es como una ciudad mas que americana, o norteamericana; es una ciudad global. Y aunque parezca mentira, hay cierta familiaridad en muchas de sus calles y esquinas. No parece que estuviera a mas de 10.000 kms de casa. Todas las razas y culturas del mundo en pocos kms cuadrados. Seguramente inconcientemente reconozco parte de mi cultura en ella. Una verdadera metropolis del siglo 21.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Un paso más cerca



El lunes me desperté temprano, después de un domingo que incluyó un cumpleaños maratónico agotador que derivó en una noche temática brasileira, y una posterior gripe incipiente. Digamos que no es conveniente meterse a ninguna pileta cuando la temperatura exterior no supera los 19º C.

Llegué al consulado preocupado, con ese sentimiento de que quizás el gran país al norte del Río Grande podía llegar a denegarme el ingreso. Nada que ver. No me pidieron ni un papel, solo un par de preguntas, y en 2 días hábiles me llegó el pasaporte visado en el trabajo.

Una preocupación menos, pero aun falta arreglar dónde me voy a quedar allá. Las opciones no son tan económicas como esperaba. De útima seré un homeless más durmiendo en algún banco o en la vereda. Eso sí con vista al Rockefeller Center: si lo hago, lo hago bien.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Saudade




Este año empecé a estudiar portugués como parte del programa de la facu. Una de las palabras que más me gustan de ese idioma es "saudade". Para wikipedia, "es un sentimiento melancólico o el recuerdo de una alegría ausente. El término, que expresa una emoción ambigua, se ha considerado uno de los más difíciles de traducir, y es uno de los conceptos clave de la lengua y la cultura portuguesa."

Yo siempre me sentí una persona melancólica y nostálgica. Este fin de semana me agarró de nuevo. Sentí una gran nostalgia al encontrarme con un amigo que no veía hace mucho, y que tambien representa una etapa muy distinta que marcó mucho mi vida hasta hace algunos años. A veces hay que seguir mirando para adelante.

Siempre me da la sensación que soy de otro lugar, y que estoy extrañando otras tierras que tal vez ni conozco. Una vez le dije a una de mis hermanas: "Siento como si hubiera nacido en otros países, y me dan nostalgia esos países donde no nací. A veces siento nostalgia por España". A lo que mi hermana (sabiamente y con mucho sentido común) contestó: "Vos naciste en otro planeta".

No es melancolía porque me quedo en el pasado; por el contrario, siempre estoy pensando en el futuro: dónde voy a ir, qué voy a hacer de acá a un año, a dos o a diez. Pero hay un sentimiento que me invade seguido. Me invade porque no siento que es mío en sí, sino que me llega de afuera, tal vez de mis antepasados. Será esa famosa morriña galega que trajo mi abuela, más morriña que equipaje seguramente, al despedirse de una Galicia de posguerra para llegar al puerto de una Buenos Aires peronista. O el destierro de mis bisabuelos, huyendo de una Checoslovaquia hundida en la miseria (palabra favorita de mi abuelo paterno) y el hambre. O mis abuelos entrerrianos, que llegaron a un perdido suburbio del conurbano, con su pasión por el campo, las sambas y chacareras.

Los que me precedieron, criollos y europeos, aunque ninguno acumulara muchas cosas materiales decidieron dejarme una herencia diferente. Parece que impreso en mi ADN siempre van a estar sus sueños incumplidos, sus lugares y sus gentes que tuvieron que dejar atrás. Por eso al escuchar un vals entrerriano, las notas de una muñeira o simplemente ver una foto de la antigua ciudad de Praga se me despierta una emoción latente: el deseo de conocer y querer sus tierras. A lo mejor asi, tambien pueda sentirme mas cerca de ellos.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Con amigos por Palermo




Después de obtener un increible 10 en el final de Geografía 2 (creo que ayudó un poco el hecho de haber podido repasar durante 6 horas seguidas los atractivos turísticos de América, Asia y Oceania. Nunca pensé que podría recordar la costa malabar y coromandel de la India) fui para la casa de mi amigo Chicho en Congreso, frente a la Iglesia de Balvanera donde se venera a San Expedito.

A partir de una charla más que interesante de algunos problemitas muy específicos, fuimos a buscar a Fabian para terminar en el Paseo Alcorta, donde trabaja Diego. Creo que este shopping es uno de los más tristes de Buenos Aires, quizá le gane el Spinetto (hay alguna gente que es muy del Spinetto), no sabría decir en realidad.

Terminamos en Palermo Soho, comiendo en un lugar "de barrio", rico y barato: Club Social y Deportivo Eros (Honduras y Uriarte) charlando de nuestras anécdotas buenas y no tan buenas de la vida. Los chicos salieron, esta vez no los pude acompañar. Quizás el bife de chorizo con papas fritas fue un poquito demasiado, y me dejó tumbado apenas apoyé mi cabeza en la almohada...

miércoles, 19 de noviembre de 2008

El Principio



Uno de mis primeros recuerdos de mi infancia, aparte de aparecer en el Hospital de Niños para que me saquen las pelotitas de telgopor que con tanto entusiasmo me había metido en los oídos con la ayuda de un pincel, es sentarme en el sillón de cualquier casa (la mía, de mis tías Gloria o Amalia) con un Atlas. Esos atlas como los de Clarín que había que coleccionar todos los fascículos y después mandar a encuadernar. Supongo que ahí comenzaron mis ganas por conocer el mundo, especialmente los paisajes, las culturas, las diferencias de provincia a provincia, de nación a nación. Pasaron casi 20 años de esas primeras lecturas, y hoy en día despúes de tantas vueltas estoy ya en 3º año de la carrera Turismo y Hotelería y a casi un mes de empezar un nuevo viaje. No va a ser largo, pero espero sacar el mayor provecho posible (tanto por el CELTA, como por las experiencias en general), reencontrarme con amigos y cumplir un sueño frustrado por el "Efecto Caipirinha" de fines de 1998, conocer la Gran Manzana, a.k.a. New York City!