jueves, 4 de diciembre de 2008

Un paso más cerca



El lunes me desperté temprano, después de un domingo que incluyó un cumpleaños maratónico agotador que derivó en una noche temática brasileira, y una posterior gripe incipiente. Digamos que no es conveniente meterse a ninguna pileta cuando la temperatura exterior no supera los 19º C.

Llegué al consulado preocupado, con ese sentimiento de que quizás el gran país al norte del Río Grande podía llegar a denegarme el ingreso. Nada que ver. No me pidieron ni un papel, solo un par de preguntas, y en 2 días hábiles me llegó el pasaporte visado en el trabajo.

Una preocupación menos, pero aun falta arreglar dónde me voy a quedar allá. Las opciones no son tan económicas como esperaba. De útima seré un homeless más durmiendo en algún banco o en la vereda. Eso sí con vista al Rockefeller Center: si lo hago, lo hago bien.

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