martes, 13 de enero de 2009

2 SEMANAS




Ya pasaron dos semanas desde que llegué una madrugada fría agotado, pero ansioso. Lo primero que hice al llegar al hostel, fue dejar la valija y empezar a caminar. No pude evitar sonreir mientras caminaba, viendo a la gente yendo para sus trabajos o para las universidades. "Hello! How are youuu today", le gritaron con picardía casi argentina a una chica muy agraciada. Papeles tirados en la calle, edificios de ladrillo y escaleras de emergencia, y el omnipresente Empire State Building de fondo. El primer desafío fue descifrar el sistema de subterráneos que son un verdadero laberinto con decenas de líneas y cientos de estaciones. No me fue mal, pero preferí caminar lo más que pude. Mi hostel estaba muy bien ubicado y enseguida empecé a recorrer la ciudad y todos sus atractivos: Central Square, Soho, Wall Street, East Village, West Village, Chelsea, 5ta avenida, Battery Park, Central Park, Upper West y Upper East sides, el puente de Brooklyn, el observatorio del ESB, Rockefeller Center, etc, etc, etc. Nueva York es también una ciudad hecha para sociabilizar, con tantos turistas y estudiantes con ganas de conocer gente. Sin duda, aprovecho esta situación y aumento bastante seguido mi base de contactos en mi Verizon. Probé couchsurfing por primera vez, y fue una experiencia muy positiva, quedándome dos noches en New Jersey.

Estas dos semanas incluyeron un viaje relámpago a Washington con Ningxi, donde ví el famoso National Mall, la casa Blanca (el policía nos advirtió, de manera chistosa, que seguro nos estaban apuntando con un rifle en ese mismo momento). Pasé una tarde con un amigo de Chile y su familia y otra tarde con una nueva amiga chilena. Siempre terminó rodeándome de gente con alguna relación con Chile. Incluso conocí más chilenos en estas semanas. Volver a Nueva York de Washington DC es como un súbito golpe de realidad. Las ratas en el subte te dan la bienvenida a una ciudad, que no se preocupa por mostrarse impecable y ordenada, pero que sin embargo se esfuerza por mantener la vitalidad y diversidad que se da de manera única en este lugar. Me mudé por unos días al Harlem, donde incluso pude ver un show de jazz que parecía auténtico y de barrio, en un pequeño bar de esta famosa comunidad afroamericana. Los New Yorkers de primera o antiguas generaciones, aunque están todos en su mundo, siempre son amables con los turistas.

El show de jazz y todas las demás experiencias me hicieron pensar en mi ciudad natal. Es como si ambas compartieran algo: un espíritu arrabalero y atrevido, forjado por millones de desamparados, nostálgicos y oprimidos. Esos millones que escaparon de los pogroms rusos, el arruinado sur post-esclavista o la miserable Italia del 1900.Ahora, sus descendientes se atreven a enfrentar al mundo con una mirada desafiante y actitud caprichosa, siempre superando cualquier crisis, atentando o desafío que amenace su supervivencia.

2 comentarios:

marejada dijo...

amigooooo
muy lindo Blog, se te extraña!
sabelooo
disfurta!!!
te quierooo
die!
aca nosotros rompiendo MVD con fa jajaj
tantas anecdotas!!!
no nos van a alcanzar los dias para intercambiarlas!

Anónimo dijo...

que bien mau! me estas vendiendo la ciudad de un modo impresionante, muy writer lo tuyo!
un abrazo hermano!
FLOPI.